Elizabeth Siddall / Muy deteriorada debido a su enfermedad y a su adicción al láudano, Elizabeth permanece encerrada en su casa de Londres mientras espera la vuelta de su reciente marido Dante Gabriel Rossetti. Abandonada y deprimida, hará un último intento por cumplir con el rol de musa que le ha otorgado a lo largo de los años la Hermandad Prerrafaelita, rol que encarna ese ideal de belleza estática y adormecida que todos esperaban de ella. Pero ya es demasiado tarde, Elizabeth ha pagado un precio demasiado alto por su independencia y ya no hay marcha atrás.
crítica teatral
Sola en escena, Giménez de Cala mantiene un caudal interpretativo constante y transmite una convicción inquebrantable en lo que hace.
Javier Vallejo, El País
Ellas para mi (Elizabeth Siddall y María Giménez de Cala), y para todo el público que se acerque al teatro, ya tienen un sitio en la memoria y en la historia, y han pasado de ser, en cierto aspecto, anónimas, para ser eternas.
Ismael Lomana, En Platea